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Los problemas psicológicos y el cambio en terapia

La Psicología como disciplina se ocupa del estudio científico del comportamiento y tiene mucho que decir para explicar e intervenir en la conducta en todos los ámbitos donde la persona se comporte. Es por ello que nos podemos encontrar diferentes áreas de abordaje psicológico: Psicología Deportiva, Psicología de las organizaciones y los recursos humanos, Psicología social y comunitaria, Psicología educativa… y por supuesto, la Psicología clínica o sanitaria, área en la que nos centraremos en este artículo.

Los psicólogos que trabajan en el ámbito clínico o sanitario se ocupan de la intervención de “Problemas psicológicos” y puesto que hemos dicho que la conducta es el objeto de estudio de la psicología, definimos “Problema Psicológico” como un problema de conducta. Pero profundicemos un poco más en esta definición…

La Psicología se ocupa del estudio científico del comportamiento y tiene mucho que decir para explicar e intervenir en la conducta en todos los ámbitos donde la persona se comporte. 

Los problemas psicológicos…

Los problemas psicológicos son problemas de conducta (o de comportamiento) y la conducta emerge en la interacción de la persona con su contexto. Es decir, no es una propiedad interna, no es nada que la persona tenga… es una reacción a elementos del ambiente, entendido en términos amplios (contemplando lo que ocurre fuera del sujeto, pero también lo que ocurre dentro de éste). No hay conducta sin un ambiente que nos haga reaccionar o en el que haya que actuar para provocar ciertos efectos.

En este proceso de interacción con el entorno, desde que venimos al mundo vamos aprendiendo ciertas reacciones y también ciertas estrategias que nos permiten ir adaptándonos de la mejor manera posible dadas las variables específicas de cada ambiente y de cada persona. Es decir, las conductas que realizamos son aprendidas en función de la historia de aprendizaje de cada persona. En este proceso de adaptación vamos creando lo que se llama “Repertorio básico de conductas”, es decir, un conjunto de estrategias y respuestas aprendidas que nos permiten desenvolvernos e irnos adaptando a las demandas del ambiente. Pero… ¿cuándo surgen los problemas psicológicos?…

La conducta emerge en la interacción de la persona con su contexto. No es una propiedad interna, no es nada que la persona tenga… es una reacción a elementos del ambiente.

Los problemas psicológicos aparecen cuando, en un momento dado, las estrategias o conductas que utiliza la persona para tratar de desenvolverse en su contexto o dar respuesta a las demandas de su ambiente, empiezan a generar malestar o interferir de alguna forma en una o varias áreas de su vida. Es decir, las estrategias que podrían estar siendo útiles inicialmente, a medio/largo plazo empiezan a no serlo o se hace patente que la persona no ha aprendido las herramientas adecuadas para enfrentarse a situaciones nuevas que aparecen en su vida. Es decir, un problema psicológico se puede resumir en la existencia de comportamientos que ya no resultan beneficiosos o que generan malestar o la ausencia de comportamientos que procuren una adaptación satisfactoria a las circunstancias.

Afortunadamente, al tratarse de problemas de conducta, es decir, de problemas aprendidos (presencia de conductas aprendidas que no son adecuadas o ausencia de aprendizaje de conductas más adecuadas), la buena noticia es que pueden ser modificados recurriendo a procedimientos y técnicas propias de la psicología. Es decir, lejos de lo que a veces se piensa, los problemas psicológicos no necesitan ser intervenidos a través de una medicación, sino recurriendo a las explicaciones y la metodología propia de la disciplina a la que pertenecen: El análisis funcional de la conducta (como herramienta para explicar científicamente la conducta) y las técnicas de intervención psicológica (como metodología aplicada basada en la evidencia). En este sentido, las conocidas como “etiquetas diagnósticas”, pese a ser útiles en algunos contextos y para algunos fines, ni siquiera son necesarias para explicar, comprender e intervenir adecuadamente los problemas psicológicos.

Los problemas psicológicos aparecen cuando las estrategias o conductas que utiliza la persona para desenvolverse en su contexto o dar respuesta a las demandas de su ambiente empiezan a generar malestar o interferir de alguna forma en una o varias áreas de su vida. 

La terapia psicológica…

Decíamos que los problemas psicológicos deben ser analizados e intervenidos recurriendo a las explicaciones y la metodología propia de la disciplina Psicológica y todo ello se realiza en el marco de la terapia psicológica o tratamiento psicológico. Pero desgranemos a continuación en qué consiste realmente una terapia psicológica…

La terapia psicológica hace referencia al proceso a través del cual el psicólogo interviene en conjunto con la persona que acude a terapia, el problema o problemas que son motivo de consulta. 

Es un “proceso” porque toda solución de un problema psicológico implica necesariamente un aprendizaje progresivo de nuevas conductas o la modificación de conductas previas. En este sentido, el proceso de terapia no es lineal, sino que se hacen patentes los altibajos que muestran el proceso natural de adquisición de todo nuevo aprendizaje. La persona que acude a terapia estará aprendiendo nuevas herramientas de afrontamiento, realizando cambios en su contexto o en la interacción que tiene con su entorno estimular y social, modificando o eliminando hábitos a veces muy consolidados… Inevitablemente el proceso no puede ser regular y siempre ascendente. Lo natural es que muestre las fluctuaciones en cuanto al éxito que la puesta en práctica de nuevas conductas suele tener. 

Los problemas psicológicos, al tratarse de problemas de conducta, es decir, de problemas aprendidos, pueden ser modificados recurriendo a procedimientos y técnicas propias de la psicología.

Por otro lado, es un trabajo conjunto entre la persona que busca ayuda y el psicólogo, y decimos conjunto porque en la medida de que la terapia es un proceso de aprendizaje y cambio, éste no puede ser instaurado unilateralmente por el psicólogo, sino que requiere de una implicación activa de la persona que busca ayuda. El psicólogo, en este sentido es un guía que pone a disposición del receptor de la terapia sus conocimientos científicos para operar cambios en las conductas problemáticas de la persona, de la forma más ajustada a cada caso concreto, más eficaz y más rápida. Por otro lado, corresponderá a la persona aplicar las pautas que el psicólogo le indique fura del contexto de terapia para implementar los cambios deseables o realizar los aprendizajes necesarios que le permitirán estar mejor.

El papel del psicólogo durante la terapia…

El proceso de terapia tiene como objetivo último la solución del problema de la persona que acude y para ello, desde la primera consulta es tarea del psicólogo realizar una serie de pasos que le permitan alcanzar ese objetivo final.

El primer paso es realizar una minuciosa evaluación del problema que le permitan llegar a explicar el origen (en la medida en que exista información sobre éste) y por qué se mantienen las conductas que están resultando problemáticas, o en su caso, qué déficits en el manejo se están detectando. Esta explicación jamás se realizará en base al sentido común, la intuición o las experiencias vitales propias del psicólogo en cuestión, sino que responderán al conocimiento científico del que dispone la psicología sobre cómo se aprenden y mantienen las conductas (en el sentido más amplio de este término, que engloba todo lo que la persona hace, siente, piensa… cómo reacciona…). La explicación de la conducta se hará en base a los Principios de Aprendizaje que la investigación ha constatado de forma experimental. Y la herramienta para realizar esta explicación científica de la conducta es el Análisis Funcional

El análisis funcional es específico de cada caso y nos permite entender cómo se están manteniendo las conductas problemáticas, así como derivar del mismo la intervención que resulta más adecuada dadas las características concretas del problema. Otra de las tareas relevantes del psicólogo es, por tanto, elaborar este análisis funcional con la información recogida de la evaluación, explicarlo de forma comprensible a la persona que busca su ayuda y diseñar la intervención que permita hacer los cambios y aprendizajes relevantes.

El análisis funcional es específico de cada caso y nos permite entender cómo se están manteniendo las conductas problemáticas.

El análisis funcional se convierte por tanto en una guía de la intervención y en un punto de referencia para evaluar el avance y mejorías de la persona. Si cambia la conducta respecto a lo planteado inicialmente en el análisis funcional, conduciendo las nuevas estrategias de manejo a resultados más satisfactorios y a un mayor bienestar, podremos decir que el problema se está solucionando adecuadamente. Y una vez que consideremos suficientemente alcanzados los objetivos que nos hemos marcado en la intervención, podremos dar por terminada la terapia.

Para solucionar el problema de la forma más rápida, eficaz y ajustada al caso, otra de las cosas que el psicólogo debe realizar es precisamente el planteamiento de objetivos específicos a alcanzar y que reflejarán una alteración deseable en el análisis funcional inicial (esto es, en los patrones problemáticos iniciales). Estos objetivos deben ser planteados de forma clara y concreta para que puedan ser evaluados y podamos determinar claramente el grado de consecución de los mismos. También corresponderá al psicólogo seleccionar los procedimientos de cambio o las técnicas de intervención que nos permitirán alcanzar esos objetivos, es decir, las procedimientos que nos van a permitir generar los aprendizajes y modificaciones en la conducta necesarios para que la persona se adapte mucho mejor a su ambiente y se sienta mucho mejor emocionalmente. 

Por último, el psicólogo irá evaluando en todo momento la buena marcha del proceso terapéutico (es decir, la buena marcha del proceso de aprendizaje que irá realizando la persona con su ayuda), los problemas y dificultades que vayan apareciendo, irá procurando que las nuevas estrategias se consoliden e incluso se generalicen a otras áreas o situaciones en las que también puedan resultar útiles… y finalmente valorará el grado de consecución de los objetivos, para cuando se considere adecuado, decidir poner fin a la terapia, tras realizar un proceso de seguimiento que confirme que ésta decisión es la adecuada.

REFERENCIAS

Froxán, M.X. y Santacreu, J. (1999). Qué es un tratamiento psicológico. Madrid: Biblioteca Nueva.

Froxán, M. X. (2020). Análisis funcional de la conducta humana. Concepto, metodología y aplicaciones. Madrid: Pirámide.

Gavino, A. (1998). Guía de ayuda para el terapeuta cognitivo-conductual. Madrid: Pirámide.

Mi blog – Artículo: Qué es un tratamiento psicológico (Link)

Miriam Rocha Díaz

Licenciada en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA). Desempeña su labor clínica en ITEMA y su labor docente como profesora del Máster de Terapia de Conducta de ITEMA y del Master de Psicología General Sanitaria (MPGS) de la Universidad Europea de Madrid (UEM). Puedes encontrarla divulgando en Instagram (@miriamrocha_psicologa), Twitter (@Miri_Rouch) y en su blog: www.miriamrochadiaz.wordpress.com