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Que te jodan, Marie Kondo

Un poco de historia

Cuando se simplifica, todo es más fácil. No hay tanto estímulo que pueda distraerte. Aquí, Don Draper en Mad Men lo tenía muy claro: “Make it simple”.

Algo así tendría en la cabeza el pintor ruso Kazimir Malevich en 1915, cuando creó su Black Square (cogió y plantó un cuadrado íntegramente negro, reduciendo las dimensiones que se contemplaban en el arte así como detalles considerados “superfluos”). Esto se materializa en la década de los sesenta como movimiento artístico, un poco para romper con movimientos tan encajados como el realismo o el pop-art (Arkiplus, 2014). Encontramos el minimalismo en pintura, escultura, arquitectura, diseño e incluso en música. Según Caro (2016) “los orígenes ideológicos del minimalismo provienen de la concepción fenomenológica de Merleau- Ponty, cuyo tratado fenomenológico crea un quiebre entre conocimiento y experiencia, ruptura esencial que se manifiesta en el centro práctico del minimal art”

Cuando se simplifica, todo es más fácil. No hay tanto estímulo que pueda distraerte.

No obstante, es en los 60-70 donde el new age comienza a tomar fuerza, junto con el ecologismo o movimientos pacifistas. A pesar de las florituras, en esta época comienza a darse importancia a lo esencial frente al consumo (salvo para las drogas, que ahí no había minimalismo que valiese). 

Pero, ¿acaso es esto de la renuncia a lo material frente a lo esencial algo nuevo? Evidentemente no, y probablemente estuviese influenciado por filosofías orientales: el ascetismo. Una doctrina que es más vieja que el hilo negro y transversal a distintas religiones o filosofías.

En la Antigua Grecia, esta doctrina también estaba presente en las escuelas que inundaban las ágoras por aquel entonces: desde Platón a los cínicos. Sócrates practicaba el ascetismo. Según Maite Larrauri (Para Todos La 2, 2015), el ascetismo es un ejercicio. La filósofa comenta que Séneca realizaba este tipo de ejercicios para demostrarse así mismo que podía contenerse y controlarse. Que era capaz de vivir con poco y así los poderosos no le obligarían a hacer lo que quisieran, al tener una independencia material. 

Otro ejemplo son los cínicos. Para ellos, la falta de lo material era sinónimo de independencia, y por ende, la virtud estaba en vivir con lo justo y necesario.  Antístenes, el fundador de la escuela cínica, promulgaba la autosuficiencia asceta, que consistía en un método alternativo asegurando el “individualismo de la psyché” frente a las perturbaciones externas de lo mundano. La riqueza del alma era impasible frente a bienes materiales. (Jen., Smp., IV). (citado en Porras Acevedo, 2012).

Sobre el cínico Diógenes de Sínope, P. Sloterdijk (citado n Porras Acevedo, 2012) afirma que podría ser prácticamente el padre de la autoayuda (turras durante siglos) ya que su ascetismo pasaba por “el distanciamiento e ironización de las necesidades, cuya satisfacción la mayoría de los hombres paga con su libertad”. Es decir, que para cubrir dichas necesidades, pagamos con el precio de nuestro esfuerzo y nuestro tiempo. Llevó a cabo el ascetismo de forma tan extrema que se quedó a vivir en una tinaja de barro (¡¡¡!!!). Acabó señalando esto a los demás (lo dicho, un turras) porque no vaya a ser que uno alcance la plenitud en la vida ¡y no le diga a los demás cómo deben hacerlo! (Filosofía & co, 2018). Quizás Sloterdijk tenga razón en eso de que era el padre de “la autoayuda”. No obstante y sólo por el vacile a Alejandro Magno (Colin Farrell) nos cae bien. 

Sin más dilación, Marco Aurelio también se acogía a la importancia de vivir en la esencialidad (esencialidad en su caso, dentro de una situación privilegiada). 

Tenemos un sistema donde se nos genera una serie de necesidades totalmente ficticias para caer en el consumo.

Así mismo, también es una práctica transversal a religiones. Hay un pasaje en “Cuentos Sacroprofanos” de Emilia Pardo Bazán que reza:

 “¿Ha leído usted los poemas indios? En ellos, a cada paso, salen a relucir unos ascetas que, por la virtud de sus mortificaciones, llegan a adquirir tan sobrehumano vigor, que se imponen a los dioses mismos”.

En la religión cristiana el ascetismo trataba de un ejercicio para obtener un beneficio “celestial” (Para Todos La 2, 2015). Encontramos como ejemplo a Fray Bernardo Fontova y su Tratado de las tres vías: vía purgativa, iluminativa y unitiva (Martínez, 2015). En el camino de la vía purgativa, Fray Bernardo asume que “las atracciones por sí mismas no tienen por qué ser malas pero sí lo es el apego o gusto que provocan en la memoria, porque la impide orientarse plenamente hacia Dios”. El rechazo del apego hacia lo mundano no es nuevo, pero es algo que está muy presente en el movimiento minimalista más mainstream para alcanzar el “nirvana” de la felicidad, y promovido además de una manera mucho más laxa (y desde el agradecimiento) por la archiconocida gurú del orden Marie Kondo en su libro “La magia del orden” y en su serie en Netflix (aunque Marie Kondo no puede considerarse minimalista). El desechar y el purgar lo material que no te produce felicidad en tu vida es un mantra dentro del movimiento.

Por otro lado, en el camino de la vía iluminativa, Fray Bernardo señala que “el demonio tienta entonces y el alma debe soportar todo tipo de tentaciones y seguir la luz de la fe confiando en ella y sin engañarse mediante una continua introspección en busca de Dios.” Esto se puede trasladar también a nuestros días, al tener un sistema donde se nos genera una serie de necesidades totalmente ficticias para caer en el consumo. En el minimalismo más mainstream también se da esta lógica (hay cosas buenas, ojo), y usan el análisis y el autocontrol dentro de ese consumo con un “¿de verdad lo necesito? ¿y para qué?” buscando la funcionalidad del objeto. 

¿Entonces qué es exactamente?

Ahora este movimiento ha vuelto en forma de chapa. Bueno, al menos está en auge, y un poco chapas sí que son. Digamos que en general, el concepto que está presente en nuestro imaginario colectivo es un movimiento anticonsumista que rechaza el estilo de vida ultra-materialista de nuestra sociedad, en tanto que se cubren nuestros malestares y necesidades básicas con objetos superfluos. Además, es un movimiento que, “siendo lo más puro posible” va ligado a un estilo de vida mucho más sostenible. Según Fields Milburn y Nicodemus (2018) “el minimalismo es una herramienta que utilizamos para vivir una vida plena y con sentido.” [ ] “es eso que nos lleva más allá de las cosas para que podamos centrarnos en las cosas más importantes de la vida…, que en realidad no tienen nada que ver con cosas.”

Cambiamos la introspección para alcanzar a Dios por la focalización en el sentido de la vida, lejos de lo dictado socialmente para tener una vida plena. 

Sin embargo, si te das una vuelta por el Kindle de Amazon (por poner un ejemplo) nos encontramos títulos del palo: 

“Goodbye things. Cómo encontrar la felicidad con el arte de lo esencial”, 

Llama la atención que, siendo un “movimiento” que nace del rechazo al consumismo y al exceso de material, haya acabado precisamente en otro bien de consumo. Un estilo de vida más, devorado por sí mismo en la eterna búsqueda de la realización personal. 

Siendo un “movimiento” que nace del rechazo al consumismo y al exceso de material, ha acabado precisamente en otro bien de consumo

En libros como en el de “Goodbye things” encontramos frases como “tener menos no te hace infeliz” o “tíralo aunque te produzca alegría”. Estaremos todas las personas de acuerdo que, generalmente, acumular cosas no te hace feliz (a no ser que tengas diez años, seas una criaturica de los 80-90 y te fascine coleccionar tazos). Pero, la pregunta que nos planteamos es la siguiente: ¿deshacernos de un montón de cosas nos va a garantizar nuestra felicidad? Puede que sea útil, pero más allá de eso… ¿va a solucionar todos nuestros problemas? Si no es así, ¿por qué se plantea como una vía de solución?

En el libro de Minimalismo de Milburn y Nicodemus (2018) encontramos el siguiente párrafo: “Se trata de que el minimalismo sea una herramienta que te ayudará a liberarte. Liberarte del miedo, liberarte del desasosiego, liberarte de la tristeza, liberarte del sentimiento de culpa, liberarte de la depresión, liberarte de la esclavitud. Te ayudará a alcanzar la libertad. La verdadera libertad.”

¿No es muy sencillo liberarse de la depresión y la ansiedad tirando cosas o donando cosas? Pues bien, realmente porque no se trata sólo de cosas. También va ligado a las relaciones y a aspectos de tu vida que no te hacen feliz como *redoble de tambores* ¡tu trabajo!

El minimalismo te vale tanto pa’ un roto como para un descosío

Pero, ¿en qué situación y contexto estaban estas personas que nos están diciendo que dejemos nuestro trabajo porque no somos felices? ¿están teniendo en cuenta nuestras circunstancias vitales? ¿de dónde partimos exactamente? Quizás sea más interesante plantear estas preguntas para emitir juicios sobre estos cambios y si realmente se pueden aplicar a nuestras condiciones vitales. 

En lo que respecta al ámbito de salud (no se dejan una, son como un cuñao y saben de tó), Milburn y Nicodemus (2018) señalan que “la salud es una cuestión de perspectiva, y, si queremos ser felices, todos debemos esforzarnos por ser las versiones más sanas de nosotros mismos,”. Recordemos esto cuando por ejemplo, nos diagnostiquen un cáncer. Porque no se trata de “perspectiva” referida a un supuesto locus de control interno (es decir, apelar a un completo margen de control propio) también es cuestión de aprendizaje de hábitos establecidos, estilos de vida en diversas circunstancias, libertad de acceso a una sanidad pública e incluso, a una alimentación saludable. Porque sí, estos dos señores del fondo también te hablan de “alimentos que se deben evitar”. Aquí van nuestras recomendaciones: ¡cuidado con las setas que recogéis en el monte!

También hacen referencia por supuesto a la famosa e inigualable “ZONA DE CONFORT” (de las narices): “La seguridad es agradable, nos hace sentir bien, nos da una sensación de comodidad e invulnerabilidad, pero a veces es la razón subyacente más poderosa por la que no hacemos los cambios que deseamos hacer. Es decir, no estamos contentos con la situación actual, pero estamos lo bastante cómodos como para no sacrificar esa confortabilidad de hoy por algo que podría ser potencialmente menos cómodo mañana, y, por lo tanto, no hacemos ningún cambio.”

Y surgieron las críticas

Jonathan Miranda en su libro reciente (Minimalismo puro) que está por salir, apunta a que este nuevo movimiento minimalista no es más que un movimiento que “ha saturado nuestra época como cientos de pesadas cajas sin contenido”.

“Una obsesión por definir y aconsejar sobre la vida sencilla y desligada de lo material ha aflorado como las bases de un concepto que tiende a desplazarse desde la carencia de todo hasta un capricho de quienes pueden permitirse comprimir su sublime abundancia en líneas sutiles absolutamente inalcanzables para la gran población emigrante que busca residir en el campo de lo mínimo y suficiente.

Todo eso es un error y no es minimalismo en absoluto. Desde el comienzo, un dogma esparcido en conferencias masificadas no es otra cosa más que otro intento de llenar las mentes de todos los que buscan liberar espacio en ella y así, una vez más inflar también el orgullo de su promotor, otra carga más para la sociedad, el pasadísimo deseo de liderar aun cuando el destino es incierto e improbable.”

No se puede alcanzar la felicidad o la libertad a través del minimalismo cuando hay muchas circunstancias que pueden estar afectando a las personas de forma diferente.

En la línea que dice Miranda, ¿qué sentido tiene entonces seguir un supuesto minimalismo que “te llena” de exigencias para alcanzar la supuesta realización personal? ¿qué sentido tiene este minimalismo mainstream absolutamente sin lugares comunes a mejoras sociales y difícilmente generalizable a cada particularidad personal? ¿Qué aporta nuevo que no haya hecho ya la filosofía?

Es por esto que surgen problemas al intentar extender una filosofía, unas técnicas o unas guías de actuación más allá del marco genérico de los supuestos a los que pertenecen. Si no se atiende a la variedad de problemas individuales y a la relación personal con el mundo, no se puede garantizar ningún proceso de cambio favorable en lo que respecta a las personas.

 Aún si las vivencias de un grupo o una cultura parecen beneficiarse con el minimalismo y lo justifican a toda costa, es posible que estén optando por seguir metodologías rígidas, aún si se visten como flexibles.

No se puede alcanzar la felicidad o la libertad a través del minimalismo cuando hay muchas circunstancias que pueden estar afectando a las personas de forma diferente, dependiendo de sus propias historias y vivencias. 

y especialmente cuando lo que falta es lo material. 

Referencias bibliográficas y bibliografía consultada

Arkiplus (2014). Historia del minimalismo. Recuperado 3 de octubre de 2020, de https://www.arkiplus.com/historia-del-minimalismo/ 

Caro, C. (2016). El minimalismo ¿Un movimiento político? Recuperado 3 de octubre de 2020, de https://carmenmariacaro.wordpress.com/2016/02/23/el-minimalismo-un-movimiento-politico/ 

Cuixart, Q. (Director). (2015). Para Todos la 2. [Television programme]. TVE Cataluña: RTVE. Recuperado de https://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-filosofia-para-profanos-ascetismo/2980714/ 

Fields Millburn,J y Nicodemus, R. (2018) Minimalismo. Editorial Kairós. Edición de Kindle.

Filosofía & co. (2018, 24 de Julio). Diógenes de Sínope, el gran agitador de conciencias. [Weblog]. https://www.filco.es/diogenes-sinope-agitador-conciencias/ 

Martinez, J. M. (2015). La mística y la ascética. | Blog de Literatura castellana, INS Pau Vila. Recuperado 3 de octubre de 2020, de https://blocs.xtec.cat/castelite/2015/10/06/8-la-mistica-y-la-ascetica/

Narraciones Budismo. (2020). ¿Qué es el Ascetismo? -comprender puramente la enseñanza del Buda – [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=UlqHVdhM7-E 

Quejido, O. (2016). José Luis Villacañas: «Ascetismo: de la psicología a la fisiología» [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=va0ro7SCmSE 

Porras Acevedo, L. (2012). Heracles como modelo del sabio asceta. Praesentia 13 1/14. Universidad de los Andes (Venezuela) 

Simple, P. (2020). Minimalismo y Método KonMari: ¿son lo mismo? [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=EaqvE4p5BBk&t=527s 

Autora:

Editor:

Noelia Vargas

Psicóloga Sanitaria y conductista. Del absurdo y lengua afilada.

Manuel Argote

Estudiante radical egresado de Psicología. Artesano del meme